¿Imposible mejorarlo?
Salvo muermos extremos -que solo sienten comodidad haciendo nada o absolutamente siempre lo mismo-, uno de los motores del ser humano es llevar a cabo actividades o proyectos que le alejen de la tediosa rutina. En ese constante transitar por una infinita línea continua sin fin, que se pierde en el horizonte, no hay sobresaltos, ni cambios bruscos de timón, ni giros inesperados, ni emoción, ni tensión, ni dramatismo.
Eso es lo que básicamente pasa actualmente con la Copa del Rey de Baloncesto. Se ha convertido en un auténtico tostonazo en 3D, en el poco importa los 8 equipos que lleguen; la ´última estación es un Barça – Madrid. Final pesada y cansina que está matando, bajo mi punto de vista, una competición con un formato muy atractivo.
De las últimas 20 finales, 10 Barça-Madrid, 15 títulos de alguno de los dos monstruos del baloncesto español y europeo y solamente 4 finales sin ninguno de ellos en la final. Hay que remontarse a 2009 para ver levantar la Copa al Tau. Con la reestructuración de las competiciones europeas, ganarla ya no te da derecho a nada, así que creo que las instituciones deportivas deberían ser valientes y aumentar el componente de imprevisibilidad. Soy plenamente consciente que en una audiencia entre los dos eternos rivales es muy jugosa en una final. Pero si queremos ganar en emoción, base sobre la que se sustenta la alta competición, optaría por un sorteo puro. Y que la mala suerte también juegue…
¿Hay que darle la vuelta al formato de la Copa? ¿O un Barça-Madrid es siempre miel sobre hojuelas?
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