¿Sin la rutina te sientes como un pulpo en un garaje?
La rutina es esa maldita palabra que si no nos percatamos de ella nos acaba inundando, oscura y silenciosa, como La Nada de la Historia Interminable. Es un tedio que nos invade y nos oprime, nos funde poco a poco y nos aleja de la alegría, lo nuevo y de las mariposas en el estómago. Es como la escena final de En Tierra Hostil -en el que su protagonista no quiere enfrentarse a una vida aburrida, escogiendo cereales en interminables lineales en el supermercado, y prefiere volver al frente de Irak a desactivar bombas-. Huimos de ella desesperamente en verano, camino de la montaña, el mar o viajando muy lejos… Hay que desconectar y cargar pilas para combatirla otra vez, otro año…
Hay quién sueña con hacer cada día una cosa diferente, y hay quien es feliz haciendo siempre lo mismo… Ian Thorpe, ganador de cinco oros olímpicos y 11 campeonatos mundiales, se siente como un pulpo en un garaje sin su rutina… Para el nadador australiano más célebre de la historia, los entrenamientos, las concentraciones, la competición, los viajes, la tensión previa a las pruebas eran su vida… Amaba tanto el agua y la piscina que, tras siete años apartado del equipo olímpico, intentó volver en 2011 para conseguir el billete para los JJOO de Londres. Fue una huida hacia adelante para acallar la depresión que le ha ido persiguiendo toda su trayectoria vital.
Una depresión que le atenaza y aterroriza para enfrentarse a las tareas sencillas de la vida. Con todo el prestigio y posibilidades del mundo, Thorpe se siente sin aire fuera del agua…
¿Huyes de la rutina? ¿O no puedes vivir sin ella?
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Las personas rutinarias son capaces de renovar sus rutinas y solo se sienten perdidos durante la transición de una a otra. Una vez establecida se adaptan a la nueva. ¿Falta de rutina o de reconocimiento?, quizás era la única rutina que lo hacía sentir en control.
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