Y el cuento de hadas se ha acabado...
Y colorín colorado, el penúltimo cuento deportivo en Catar, se ha acabado -porqué con toneladas de Euros por medio nunca será la última… El mundial de balonmano puso hace tres días el GAME OVER. La eterna Francia se ha coronada como pentacampeona planetaria. Catar -ese extraño conjunto salido de la nada y liderado magistralmente por Valero Rivera- ha sido la primera selección asiática que se cuelga una plata al cuello. Y Polonia completa la década más exitosa de su historia con el tercer puesto. Y España se ha quedado con la medalla de chocolate.
Esa medalla virtual estúpida, que solo satisface el estómago de los niños, la «ganó» en semifinales. España llegaba imbatida ante su bestia negra, Francia. Había muchas esperanzas en que esta vez sí que podrían pasar a la final, pero el guión siguió imperturbable y no se torció, para desgracia de los Hispanos… Thierry Omeyer -ese portero que amas infinitamente cuando está contigo y al que le pagarías un viaje a Calcuta (solo ida) si te tienes que enfrentar a él- volvió a cerrar las puertas a España. A veces escuece tantísimo una derrota que no estás preparado para la siguiente batalla.
Y estaban tan tocados los españoles que la pelea por el bronce fue una pesadilla, en la que creían que podían perder mucho y ganar poco, muy poco… Dominaban de cuatro goles a falta de 9 minutos, pero no pudieron contener a los polacos, que acabaron empatando y llevándose la prórroga. Se habían visto con tanto ilusión en la final, que no pudieron soportar colgarse el bronce…
photo credit: Doris Tichelaar via photopin cc
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