Esto empieza a acabarse (capítulo inicial)
La vida tiene mucho que ver con las expectativas. El mortal combat entre lo que esperabas versus lo que acabas recibiendo. Decepción, tristeza, alegría… o sorpresa. Como la que me llevé este fin de semana en el torneo que jugaron las niñas en el colegio Sant Josep Obrer de Hospitalet.
Después de ir al torneo de Reus, (cuyo detalle para las niñas fue una piruleta, un adhesivo y un vale para comprar en un establecimiento de Reus) el resultado fue sorprendente. Torneo de 12 equipos de premini (6 en categoría femenina y 6 en masculina). Me esperaba algo correcto, pero muy de estar por casa. Pues la primera en la frente: dos árbitros federados, presentaron por megafonía a las niñas, una por una (y tras las presentaciones las hicieron saludarse con el equipo contrario), música entre tiempos… Nada más llegar al colegio nos asignaron un niño de categoría preinfantil para ayudar a nuestras entrenadoras en todo lo que necesitaran. Veías, en todo momento, al coordinador haciendo de hombre orquesta, sin que se le pasara por alto detalle alguno…Incluso un grupo de niñas, que iban vendiendo tiras para la rifa de un jamón iban, debidamente identificadas como voluntarias.
La ceremonia de entrega de trofeos fue muy sencilla, ágil y cuidada. Cada equipo desfiló detrás de una persona que llevaba el cartel del club correspondiente. Medallas y copas para todos los participantes. Con los años, este tipo de trofeos pierden su valor; pero para nuestras niñas, vista su cara de emoción, tienen un significado enorme.
El Sant Josep Obrer me demostró que con ganas y sentido común -da igual si eres grande o pequeño- se pueden organizar eventos de calidad. Cuando me crucé con el coordinador lo felicité. Solo espero que el año que viene nos vuelvan a invitar…
¿Lo das todo para que tus anfitriones salgan contentos? ¿O con una piruleta van que se estrellan?
photo credit: Eduardo Siquier Cortés Minion amoroso OSCURA_dri via photopin (license)
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