Vuelta a la rutina (con el niño)
Tras el verano, empezó de nuevo la rutina, y con ella el deporte. Anna retomó el baloncesto, por quinto año consecutivo. Nueva temporada, nuevas ilusiones; pero hay algo que nunca cambia en ella: esa desmesurada ilusión por jugar los partidos y participar en cada entreno como si fuera el último…
Pero para Oriol no consistió en una vuelta a más de lo mismo. Fue un estreno, un salto a lo desconocido. Desde pequeño, cuando le tirabas un balón lo cogía con las manos, sin saber bien bien qué hacer con él. Fue la primera señal que nos indicaba que el fútbol y el baloncesto tendrían que esperar a una segunda vida… Otra señal fue que cada vez que vamos a la montaña, lo primero que hace mi hijo es agenciarse un palo para jugar con él. No me preguntéis por qué, pero creímos en casa que podría gustarle el hockey en línea.
El primer día Oriol estaba flamante con sus patines, coderas, rodilleras, protectores de manos y casco. Y experimentó una hora espartana en toda regla. Se tiró todo el entrenamiento cayendo y volviéndose a levantar. Había momentos en los que, extenuado, se abría de brazos y piernas, espatarrado boca abajo, en medio de la pista. Al acabar la práctica, llegó la prueba del algodón:
-¿Qué tal Oriol, te lo has pasado bien?
-Sí, quiero ir a todos los entrenamientos posibles que haya.
El ambiente familiar y los ánimos que recibió de compañeros y otros padres, el verse patinando entre niños mucho mayores que él y su entrenadora, Ainhoa -que ha hecho que se enamore de los patines de un certero flechazo- han conseguido en pocos entrenos que mi hijo se alegre cada mañana que sabe que hay entreno…
¿Sabes cuál es tu disciplina? ¿Eres de deportes de masas o menos populares?
photo credit: alobos Life Skating’s day in Santiago de Chile via photopin (license)
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