¿Qué he aprendido esta temporada? (I)
Estoy convencido que esta temporada ha sido la más complicada a nivel emocional como padre, con problemas fuera de lo estrictamente deportivo. Para mí, ha sido una lucha de valores versus la maldita ansia, de la gran mayoría de entrenadores y padres, por la victoria. Una desmesura que, como el virus T liberado por la corporación Umbrella, ha acabado con la belleza, intrascendencia y despreocupación inherente al juego. Ya no se trata de jugar, competir, divertirse ni mejorar; solo vale ganar.
Pero entre tanta basura conceptual, he aprendido varias cosas que me serán muy útiles para el futuro:
- Es el equipo de mi hija, no el mío. Ella decide dónde quiere estar, no yo (aunque me pueda llegar a desagradar al 100%).
- Si alguien es idiota, hace un comentario estúpido o ejecuta una acción lamentable déjalo, no da para más.
- Cuando el entorno del equipo funciona de forma egoísta te lo pone muy fácil; ya solo tienes que preocuparte del bienestar de tu hija, el resto da igual (con la victoria en el puesto de honor, por supuesto).
- Ten claras tus líneas rojas como progenitor y no te dejes llevar por la mayoría (no siempre es la mejor opción la más votada). Y si dudas, vuelve al punto 3 para tomar la decisión correcta.
Lo mejor de todo es que he hablado muy poco de baloncesto con Anna esta temporada y mucho de todo lo que le rodea; espero que ella también haya aprendido algo útil como yo…
¿Has extraído enseñanzas útiles en el equipo de tus hijos?
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
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