¿Has visto alguna vez al cometa Halley a cubierto? (1 de 3)
Con diez años, recuerdo de forma poco nítida todo el revuelo que se montó alrededor del cometa Halley. Por unas semanas los medios de comunicación se convirtieron en centros astronómicos especializados en cuerpos celestes. Desde los primeros registros, que apuntan al 466 a.C. en la Antigua Grecia, se ha acercado a la Tierra hasta en 29 ocasiones. Aunque no nos tiene que volver a visitar hasta el lejano 2061, el pasado fin de semana experimenté una sensación muy parecida a la de 1986, mezcla de incredulidad y emoción ante algo difícil de comprender para el entendimiento humano como es el cosmos y sus reglas.
El sábado por la tarde vi, junto con un reducido grupo de personas, un suceso único envuelto en un halo de polvo cósmico. En el último partido de la primera vuelta, los benjamines del Jujol se batían el cobre ante Gadex, que solo había encaja cuatro goles. El mejor ataque contra la defensa más eficaz. El desafío era una empresa parecida a entrar en un castillo medieval equipado con infinidad de artilugios defensivos.
El equipo atacó todo lo que pudo y más durante 18 minutos y medio. Pero la medidas defensivas de Gadex se antojaban infranqueables. Ello, unido a 5 tantos locales, hacía presagiar que los pequeños se llevarían un buen capazo de goles a casa. Pero los de Sant Joan Despí siguieron atacando todo lo que pudieron y más y, en tres fogonazos, apretaron el marcador hasta el 5-3.
En el último tiempo del partido se desencadenaron y abrieron las puertas del infierno verde. Aquello se convirtió en un asedio a todo o nada, sin prisioneros. Catapultas con bolas de fuego, arietes de hierro, escaleras, arqueros, caballería, cualquier medida a mano era poca… Dos goles más nivelaron el marcador a falta de casi 4 minutos. El equipo lo dio todo y más, en un carrusel de subidas y bajadas sin fin, atacando y evitando que los de Sabadell lanzaran a nuestro portero accidental (cada semana es así).
Y cuando ya me conformaba con una remontada de las que hacen época, la jugadora que lleva tatuada la G de gol en su nombre, desató la magia a falta de 2 segundos, cerrando una actuación antológica y anotando el 5-6 definitivo. No sé si volveré a ver otro suceso tan insólito en los próximos 75 años; menos mal que antes pasará el cometa Halley…
¿Eres consciente cuando ves realmente algo único e insólito?
PD: Me quito el sombrero ante Gadex, ¡tiene un equipo excepcional!
Imagen de Joshua Woroniecki en Pixabay
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