¿Has visto alguna vez al cometa Halley a cubierto? (2 de 3)
Tuve la sensación, durante los 30 minutos que duró el partido de hockey en línea, de estar viendo una película de ciencia-ficción, en la que cada giro de guion convertía la parte anterior de la trama en algo anodino y aburrido. Fue una mezcla de realidad emocionante, estresante y extasiante a partes iguales. Y cuando ya creía que el metraje había llegado a su fin, culminando con un épico clímax, en el momento en el que Gala anotó el casi definitivo 5-6, a falta de 4,4 segundos (aunque en el acta se anotó el gol a falta de tan solo 2 segundos), el tiempo se me congeló por completo.
Tuve un flash back que me teletransportó directamente a 2004, a un campo de tierra de Can Dragó. Nos jugábamos a cara o cruz el poder promocionar para ascender a segunda regional. Recuerdo que estaba en el banquillo y que tras marcar el 0-2, que casi sentenciaba el partido, cometimos un error de jardín de infancia. Todo el equipo se puso a celebrar el gol en un lateral de nuestro campo, cerca del círculo central. Ello permitió al equipo contrario sacar mientras la fiesta estaba en marcha y se plantaron en un santiamén dos delanteros contra un defensa y nuestro portero. Menos mal que no estuvieron hábiles, ya que de lo contrario nos hubiera quedado una cara de soplagaitas que para qué os cuento…
18 años más tarde Oriol, que le tocaba jugar de portero, sacó toda la espontaneidad que le caracteriza, y se fue como un cohete a felicitar a su amiga Gala. Creo que ya se había cansado de casi 30 minutos en soledad, defendiendo el arco. Se me heló la sangre. Solo hacía que chillarle que volviera hacía la portería, que aún no había acabado. Experimenté una combinación explosiva de «la madre que lo parió» con «cogedme que lo mato». Supongo que tan solo fueron unos instantes, pero para mí la sensación fue de una sucesión eterna de siglos.
Cuando por fin decidió volver, se tropezó con una tira suelta de las guardas y, momento Benny Hill, quedó como un escarabajo boca arriba el resto del partido (los árbitros creo que no se dieron cuenta del suceso). Por suerte, todo acabó en un susto y anécdota, como aquel lejano día en un polvoriento campo de fútbol vintage…
¿Tienes flash backs de forma recurrente?
Imagen de Zdeněk Tobiáš en Pixabay
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