Las tablas de Moisés (parte 1)
Las normas; benditas y dichosas normas… Para unos son como las míticas tablas bíblicas de Moisés (y si alguno osa a desobedecer sufrirá la pena de las diez plagas de Egipto, además de un sufrimiento eterno y extremo). Otros las ven como barreras repletas de un lodazal de inmovilismo que no ofrece más opciones de lo que hay. Y quien se las salta son revolucionarios, avanzados a su tiempo, activistas o héroes… Las normas siempre están envueltas en polémica. Pero se multiplica el problema hasta el difuso infinito cuando se habla de las que no están escritas en ningún lugar…
Y esas normas acordadas por todos y que habitan en el silencio, levantan rabia, incomprensión e ira. En baloncesto, nunca el equipo que gana de una amplia diferencia puede pedir un tiempo muerto a pocos segundos del final. Que se lo pregunten a la entrenadora del conjunto francés, Valeri Garnier, en la final del Eurobasket femenino, que entró en cólera cuando su colega Serbia pidió un tiempo muerto (ganaban de 10 y quedaban pocos instantes para acabar). En fútbol, cuando un equipo es campeón tiene derecho al pasillo por parte de su oponente. Al Barça le dolió que el Valencia no le hiciera el pasillo tras ganar la Supercopa y en cambio rindiera honores al Madrid por ganar el Mundialito de clubes en 2014.
Y el Purito Rodríguez, subcampeón de La Vuelta a España 2015, llevaba un cabreo monumental con Alejandro Valverde. El murciano le quitó el maillot de la regularidad en el último sprint intermedio, en un día en el que los códigos no escritos dicen que «prohibido atacar». Y Valverde atacó y convirtió una tranquila y alegre jornada de fiesta en una muesca más entre ambos ciclistas que puede estallar en el próximo mundial, en el que serán compañeros de equipo…
¿Las normas escritas se deben seguir siempre? ¿O es una chorrada producto de tradiciones desfasadas?
photo credit: Skateboard via photopin (license)
Publicar un comentario