¿Necesitas abuela?
Cuando te encuentras bajo de moral y necesitas un empujoncito, hay un remedio infalible: nada mejor que hacer una visita a la abuela. Da igual con el problema que le vengas y la complicación del mismo. Un par de achuchones combinados con un «que guapo y listo que es mi nieto» y con un plato de comida casera (a la mierda las esferificaciones y la comida convertida en séptimo arte), y todo el mal rollo se evapora. Y encima te vas con el ánimo por las nubes. Yo recuerdo ese amor de abuela con mucho cariño, aunque ya no pueda recurrir a ellas.
Zlatan Ibrahimovic es un caso excepcional. Nació sin abuela. O siendo más exactos: tuvo una mutación genética al nacer que le hizo ser a la vez nieto y abuela en un mismo ente físico. Solo así se explica que en el tweet anunciando su último partido en casa del PSG dijera: «Mi último partido mañana en El Parque de los Príncipes. Llegué como un rey, me voy como una leyenda». Y el sábado pasado, salió del terreno de juego, cogido de la mano de sus hijos, enfundados en la elástica del club parisino, con las palabras Rey y Leyenda.
Zlatan es un gran jugador de fútbol. Ha ganado muchos títulos locales, pero a nivel internacional, no se ha llevado ningún torneo grande, ni en su club ni en su selección. Tal vez por ello Zlatan no necesita una abuela, ni sus cocidos, ni sus carantoñas, ni sus frases de ánimo para quedarse más ancho que largo al considerarse una leyenda…
photo credit: Sunday at the park via photopin (license)
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