¿Eres optimista cuando todo va como el culo?
Recuerdo que las pretemporadas, cuando jugaba al fútbol, calibraban lo que iba a pasar en los siguientes nueve meses. Todo era bastante imprevisible (ya que en tercera regional, de un año a otro había equipos que desaparecían o se creaban de cero, algunos que se fusionaban y otros que cambiaban de arriba abajo); así que solo podías controlar lo que pasaba en tu equipo. Eran pretemporadas de tres o cuatro semanas; había quien llegaba pasado de peso a muerte y acababa mareándose o devolviendo todas la tapitas y la cerveza ingerida, en cantidades industriales, desde julio. Se jugaban dos o tres partidos amistosos y te lanzabas al ruedo a ver si se cumplían las expectativas.
Pero en el milimétrico, ultracontrolado y calibradísimo mundo del deporte de élite, las pretemporadas intuyen bastante lo que va a suceder después. Y en deporte como la F1 mucho más. McLaren-Honda, con infinitos problemas de fiabilidad en su motor, aún no sabe ni dónde está… Al ritmo que va, salvo milagro o desarrollo de última hora, el futuro del coche naranja y negro pinta solo negro… Faltan solo dos semanas para empezar el gran premio de Australia y más que dudas, planea el desastre a lo largo de las 20 pruebas del campeonato…
La pretemporada deja patente que empezarán el campeonato Fernando Alonso y Stoffel Vandoorne bajo mínimos, viendo los pilotos punteros de lejos, muy lejos, demasiado lejos… Con una falta de confianza en la máquina alarmante, sin visos de mejora inminente… Con la misma sensación terrorífica que experimentarías si un día, antes de empezar el colegio en septiembre, te enteraras que tienes un examen de historia antigua que cuenta un 50% de la nota del primer trimestre… Como el cangrejo que va hacia atrás mientras el resto da gas cuando el semáforo se pone verde…
¿Cómo encaras el inicio de un proyecto cuando todas las pruebas han salido fatal? ¿Te hundes o aceptas la situación e intentas dar lo mejor de ti mismo?
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